sábado, 11 de julio de 2015

Otra versión de las "Mala hierba"

“…Aguja en el pajar
Santa semilla
Perla del paladar
Yerba que brilla…”
Chinoy

Ante las múltiples versiones que se desatado tras el fatal desenlace de mi amigo Matías Beltrán, he decidido dar a conocer mi versión de los hechos.
Lo creo necesario, puesto que gran parte de los medios nacionales hicieron mal uso de la información y los diarios locales tergiversaron de mala manera el triste hecho que culminó con el encierro en el manicomio de mi amigo, con portadas sensacionalistas, titulares hiperbólicos e imágenes que incitan al morbo.
 Específicamente el diario El Molino, que fue uno de los primeros en difundir la noticia,  dio a conocer el suceso más bien como una fábula con desenlace fatal para quien utiliza drogas para alcanzar ciertos estados, que como una crónica de la muerte que era lo que esperábamos, de esta forma muchos de quienes leyeron la noticia pensaron en Beltrán más como un adicto a los psicotrópicos, que un consumidor habitual con fines específico. En ningún caso era lo que realmente era mi amigo.

Por esta razón, ya transcurrido casi un año de la tragedia con conocimiento pleno de lo sucedido y siendo yo amigo de Matías desde la infancia hasta sus últimos días comenzaré por dar mi versión de los hechos.

            Me permito aclarar algo que es rescatable de las versiones de los diarios sensacionalistas. Si, Matías tenía cierto afán con el desdoblamiento de cuerpo en un sentido ascético. En las sesiones que pude presenciar consumía la hierba y se recostaba en un ambiente de total chamanismo, con música y humos propios de quien práctica esta disciplina. No obstante,  lo noté nervioso ese último tiempo. Según el no conseguía los estados que en principio le producía el alucinógeno. Esto pudo explicarse por múltiples factores, como que el cuerpo cada vez pide dosis más fuertes para saciar el estado que produce la droga, sin embargo, como bien dije anteriormente no era el caso de mi amigo, por lo que la explicación que dimos fue que la planta muchas veces al comercializarse de manera ilegal, era la mayor parte del tiempo mezclada con otras sustancias que producían efectos similares, pero no iguales. Los consumidores no lo notaban o no les incomodaba, pues producía de igual forma el efecto placebo, pero hacía que disminuyera la potencialidad de la droga.

Por esta razón, mi amigo tomó la decisión de tener una planta propia. No le fue difícil conseguir todos los elementos, de hecho llego a conseguir en poco tiempo y sin mucho esfuerzo los implementos para dos plantas, -este hecho el diario lo obvia, pues sólo se menciona que es una planta y no dos que eran la cantidad que mi amigo poseía-  En principio ambas cumplían las expectativas que mi amigo pretendía para su cometido.

Beltrán en ese tiempo volvió a tener la confianza de siempre, se le veía alegre y optimista. El problema fue posterior, pues al pasar las semanas, el vigor de las plantas comenzó a decaer, sus hojas carecían del verdor de las primeras semanas, los tallos perdieron grosor y los cogollos comenzaron a secarse.

Beltrán buscó ayuda en distintos sitios esa semana, métodos para revitalizar la mata.  Hubo varios artículos que alcancé a ver, pero uno en particular fue el que le llamó la atención, de hecho lo imprimió y me lo dio a conocer de manera inmediata. Dicho estudio hablaba de los últimos estudios de neurociencia y el rol que juegan las energías positivas y negativas en nuestro alrededor, se quedó con esta idea en mente, pero lo primordial en ese momento era revitalizar las plantas.  Ahí recién se dirigió a la tienda del viejo hippie en el barrio chino de la localidad,  ahí fue donde consiguió el frasco con inscripciones asiáticas y recibió las instrucciones de dos gotas para remediar el decaimiento de las plantas.

A la semana las plantas recuperaron su brillo, pero Matías aun sentía curiosidad por el tema de las energías tanto positivas como negativas en relación con el rol de la mente con el entorno. Es en este momento, la historia recibe un quiebre en relación con la información oficial que entrega el diario el cual se limita a contar hasta esta parte, pero mi desafortunado amigo, fue más allá. Quiso comprobar la efectividad de la teoría antes mencionada, para esto: Marcó ambas plantas por separado, una con un signo + (de positivo y un - (de negativo). La primera recibiría  todas las energías positivas, las alegrías, las risas, las esperanzas, por su parte la segunda recibiría todas las cargas negativas las tristezas, los miedos y temores.

Luego de recuperar su entereza, las plantas comenzaron a recibir los estímulos de las energías respectivas que se nombraron.  De manera increíble la diferenciación comenzó a hacerse notar de una manera notable a los días de comenzado el proceso.

Beltrán pudo comprobar que la planta (+) relucía al brillar con la luz, con un verdor envidiable y un tamaño que superaba con creces las expectativas iniciales de mi amigo, por otro lado la planta (-) comenzó a tomar un color opaco, las hojas estaban decaídas y no parecía querer alcanzar el tamaño de la anterior.

Las plantas siguieron en el armario hasta el tiempo en que Matías decidió que era tiempo de secarlas para obtener la cosecha. El experimento ya estaba comprobado, pero sólo una planta sería utilizada para los fines que en principio mi amigo necesitaba, pues la otra planta se encontraba en un decaimiento tal que daba repulsión verla por las moscas que la rondaban y las telarañas por su parte hacían lo suyo en cuanto a la decoración.

            Pero estaba decidido que ambas plantas serían secadas aquella mañana. Según lo que presumo, y que después pude comprobar, aquella mañana del 20 de abril, por negligencia de mi amigo el frasco asiático cayó desde el estante sobre ambas plantas, por lo que los gritos guturales y los golpes que sucedieron para abrir el armario, fueron de un enfrentamiento entra ambas plantas convertidas en carnívoras. Mi amigo al abrir la puerta no pudo asociar el efecto que provocó el frasco que se encontraba en la parte superior del mueble y que posterior a eso encontraran los peritos, con justa razón quedó en estado de shock. La brutal batalla dejó en la pieza un revoltijo de hojarascas de ambas tonalidades, cogollos por doquier, y ambas plantas destrozadas en el piso.

            Tras todo el alboroto que se armó por la batalla campal entre las plantas y las respectivas energías, mi amigo sólo atinó a tambalearse, tratando de explicar la situación en ese estado de conmoción. No todos los días se presencian enfrentamientos botánicos. Mi amigo pronuncio y repitió hasta ser trasladado al manicomio la palabra: dos gotas… dos gotas…

            Cierro de esta manera la historia de Matías Beltrán, espero haber cumplido con aclarar los detalles que quedaban sueltos. Sólo queda agregar que quizás los diarios dieron la información tal cual les fue contada en primera instancia por conveniencia,
Si en portada saliese !Brutal lucha entre plantas carnívoras¡ ¿Alguien tomaría en serio la noticia?

           


            

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